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CENA ANUAL DE SOCIOS DE ACLA

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EL PASADO 14 DE AGOSTO TUVO LUGAR EN ALCUBLAS LA CENA ANUAL DE ACLA

Como cada año ya y gracias al patrocinio de Manolo Pérez Cubells,  nuestro socio de más edad, celebramos una cena de los socios/as de La Asociación Cultural Las Alcublas al inicio de las fiestas de Agosto en Alcublas.




Escogimos la noche del 14 de agosto en la Plaza de la Carrasca para reunirnos alrededor de 40 comensales con el fin de establecer lazos más cooperativos y fraternales dentro de los miembros de nuestra asociación, algunos de los cuales, sólo en verano pueden permitirse estar unos días con nosotros.

Lo primero: Los preparativos del fuego.



El menú no podía estar más vinculado al paladar y la cocina alcublana, una maravillosa “Torrá” con carne y longanizas del terreno que siempre son bien recibidas y mejor degustadas, todo bañado con nuestro inmejorable “Balcón de Valencia”.




De postres una magnífica sandía, para refrescar y dar paso a los pasteles, en especial el de manzana dejaron el sabor dulce de los buenos manjares. Todo ello preparado con el cariño y el esfuerzo de muchos y especialmente de la Comisión de Eventos de la asociación que no olvidaron ni el más mínimo detalle para conseguir una noche mágica.




Para acabar entre canciones, cantadas y bailadas con el café, las infusiones y el licor de turno, la mejor manera de establecer y enraizar las mejores relaciones.






FIN DE FIESTAS

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Acabaron las fiestas y acabó agosto











El verano toca a su fin cuando se acaban las fiestas, tiempo en que Alcublas se luce año tras año con generaciones diferentes de festeros/as que se dejan la piel junto a sus familiares para hacernos pasar unas fiestas de agosto que quedarán en el recuerdo de tod@s durante un año.


Fiestas en que la ilusión de la juventud alcublana se respira desde los primeros bailables, los primeros bonos, las camisetas y un largo etcétera de gestiones encaminadas a conseguir un presupuesto digno.

Fiestas que invitan a la participación intergeneracional a la implicación de diferentes colectivos particulares y asociativos que lo pasan bien y con muchos nervios para dejar su huella en unas fiestas en las que somos todos los beneficiados, horas y horas de trabajo que culminan en actuaciones que ofrecen lo mejor a todo el pueblo y visitantes ya que fácilmente se duplica la población alcublana en estos días de festejos.

Pilladas con las manos en la masa, cosiendo hasta altas horas de la madrugada




Cenas en la calle, entre peñas, remojadas con sangría y rebujito, concursos de paellas, procesiones, teatro, cabalgata, madres cosiendo a deshora los trajes del playback o preparando los bocatas de cena de sobaquillo, hacen de estos días una carrera inolvidable y agotadora especialmente para los fester@s.



Todo ello a golpe de campana para que nadie se duerma y llegue tarde a la merienda del jubilado o al mundo infantil.


Pero todo lo bueno se acaba y te quedas sin saber que fue mejor ¿la cena medieval? ¿el play back? O como es lógico y cada uno tiene sus gustos, en el fondo todos hemos disfrutado a lo grande nos queda 
FELICITAR A LOS FESTEROS y esperar con ilusión las fiestas  del año que viene deseando que sigan siendo así con el trabajo de todo el pueblo.


LEER ES UN PLACER: NUEVA ENTREGA DE RELATOS FINALISTAS

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AVISO S0BRE PROBLEMAS PARA VISUALIZAR CORRECTAMENTE EL BLOG Y LOS COMENTARIOS A LAS ENTRADAS: 


Desde este verano se viene padeciendo problemas en el blog para visualizar correctamente la cabecera y la barra inmediatamente debajo de la cabecera con los apartados correspondientes a nuestras publicaciones, etc., y también para ver y poder hacer comentarios a las entradas, algo ajeno por completo a nuestra voluntad.

Un pequeño TRUCO para solucionar el problema consiste en situar el cursor del ratón de nuestro ordenador sobre el título del blog y pinchar repetidas veces hasta que la cabecera salga en su color azul.

Esperamos que sepáis disculpar este problemilla y agradecemos vuestra atención.


*   *   *   *   *

Retomamos -ahora sí-, nuestra sección dedicada a los relatos presentados a nuestro certamen de 2013 con relatos pertenecientes a las tres categorías. En la categoría general "La Salamanca", un relato que, jugando con hechos y personajes reales y con la leyenda de la "Cueva de Salamanca", nos acerca a los hermanos Machado en su niñez; en la categoría local nos encontramos con un relato de Abel Chiva que, no exento de humor, invita a la reflexión acerca de los valores por los que nos regimos los seres humanos; por último uno de esos relatos llenos de sencillez de nuestra categoría infantil que, como siempre, te dejan con una sonrisa en la boca. 

¡Feliz lectura! 

 LA SALAMANCA

Juan Ángel Cabaleiro

Un día, en julio de 1883, el profesor Francisco Giner de los Ríos experimentó una extraña sensación. Estaba sentado en su despacho del colegio que dirigía —la famosa ILE, Institución Libre de Enseñanza— y, como impulsada por una fuerza misteriosa, su atención se dirigió hacia uno de los alumnos nuevos que paseaba por el patio del edificio. Don Francisco, que tenía entre manos la organización de una larga expedición por la sierra de Madrid, abandonó los mapas y la lista de los participantes sobre el escritorio, se puso de pie, abrió la ventana que daba al patio y llamó al joven. Por la breve conversación que enmarcaba aquella ventana supo que el niño se llamaba Antonio Machado y que tenía un hermano mayor, Manuel. Don Francisco, aunque jamás tenía este tipo de reacciones, lo invitó sin más a participar en la excursión. ¿Acaso no pensó en la edad del niño? Era mucho más joven que el resto de los adolescentes. ¡Apenas ocho años!
Esa misma semana salieron desde Madrid, a primera hora de la mañana. Era un sábado. Cogieron el tren hasta la estación de Villalba (el ramal hasta Cercedilla no había sido construido por aquel entonces). Cuando la máquina exhaló su último bufido junto al andén, el pequeño grupo de profesores y alumnos —nueve personas en total— comenzó a andar en dirección al Puerto de Navacerrada. En aquella jornada agotadora debían recorrer cerca de… ¡treinta kilómetros! Antonio iba solo y cansado detrás de la comitiva: al principio, admirando los paisajes que reflejaría mucho después en un poema famoso; al final, reconcentrado en sus menguadas fuerzas juveniles. Su querido hermano Manuel se había quedado en casa con anginas, pero todo el tiempo estaba presente en los pensamientos de Antonio.
Por su parte, como quien se desentiende de una misión impuesta y ya cumplida, don Francisco ignoró al joven durante los primeros kilómetros del trayecto. De Navacerrada, donde hicieron un descanso, continuaron al alto de las Guarramillas; de allí el plan era seguir hasta el Puerto de Cotos y, por fin, al monasterio de El Paular, donde harían noche. La segunda jornada se iniciaría con el cruce de la sierra por el Puerto del Reventón, con la posterior bajada a La Granja. El tercer y último día por la sierra consistiría en el recorrido de La Granja a Segovia, vuelta a La Granja, otra vez a Navacerrada, y de allí a Villalba. Pero el niño Antonio no pudo realizar casi nada de aquel arduo trayecto. Francisco Giner de los Ríos cuenta en sus Memorias que, en la primera jornada, “uno de los niños, a quién apenas conocía por ser muy nuevo en la Institución, se perdió en la montaña…”. Cuenta Giner que aquel suceso los conmocionó, y los obligó a retrasar el plan un día entero. Ocurrió aproximadamente así:
Después de la comida del mediodía en Navacerrada, los excursionistas reiniciaron el camino hacia las Guarramillas. Recorrían el lomo de ese inmenso animal dormido que es la sierra de Guadarrama cuando alguien advirtió el desastre: Antonio se había perdido.
Don Francisco, que no se explicaba el sucedido, organizó una batida de búsqueda en dos grupos. La tarea se prolongó durante toda la tarde. Antonio no apareció. Cuando cayó la noche, los grupos regresaron a Navacerrada y se reunieron a deliberar en el bar del pueblo, presas de la desolación. Como Antonio seguía sin aparecer, don Francisco decidió apelar a un recurso desesperado: la gruta de Navacerrada. Cuando has agotado las opciones lógicas, intenta con las ilógicas.
Fue solo, como se deben hacer estas cosas. Se internó por la sierra, esta vez en dirección a las lagunas, y durante todo el camino se fustigó pensando en lo sucedido: en el repentino impulso de convocar al muchacho, en su desatención durante el trayecto, en lo que podría pasar…
La gruta era una abertura insospechada al pie de un pequeño risco, no muy apartado del camino a las lagunas. Don Francisco nunca habló de la gruta, y sospechaba que poca gente sabía de su existencia. La luna veraniega apenas iluminaba algunas señales reconocibles, pero consiguió llegar. Una vez frente a la entrada del hueco sagrado, don Francisco Giner de los Ríos, como un suplicante, se hincó ante ella y atravesó de rodillas a la reducida puerta. Una vez dentro —como Layo ante el oráculo de Delfos— preguntó por el destino del niño. Pidió —y se sintió egoísta por ello— que su prestigio como educador no sufriera menoscabo en caso de ocurrir una tragedia. La gruta, que había escuchado sus súplicas y sus temores, le respondió con la voz oscura de su interior.
—Regresa con los demás, que Antonio llegará detrás de ti, sano y salvo.
El profesor sufrió una verdadera conmoción al oír aquella voz de hielo y de noche. Regresó, al fin, con más dudas y con más preguntas que las que había traído, pero con la firme decisión de mandar de vuelta a Madrid al niño cuanto antes, si de verdad aparecía.
Unos minutos después, Antonio, que perdido y muerto de frío se había refugiado allí, salió del fondo de la gruta, renegando, con la amable sonrisa del escéptico, de la travesura que acababa de cometer. Antes de dejarla repitió aquellas palabras de hielo y de noche para comprobar una vez más el curioso efecto del eco entre aquellas paredes cóncavas. El llanto de don Francisco, siempre unos pasos más adelante, lo guió de regreso en la noche.
Mientras tanto, muy lejos de todo aquello, en Madrid, en una casona familiar que su abuelo había alquilado, Manuel sufría los peores delirios de la fiebre. El hermano enfermo, desde la cama, escribía en un cuaderno de clase historias nacidas de la desesperación y del aburrimiento, en las que él y su hermano eran los protagonistas. Antonio había tiritado de frío en la montaña, y Manuel lo había hecho de fiebre en la cama de la vieja casona familiar.
¿Qué hizo Antonio en aquellas horas de soledad, metido en una gruta, en medio de la montaña? Su hermano, el niño Manuel, que de alguna manera estaba conectado con él y que intuía lo que le pasaba, escribió en su diario en aquellos días:
“Antonio dice que cuando la Salamanca te llama todo se confabula para que sus deseos se cumplan. Te atrae hasta ella de mil modos. Suele vivir en cuevas alejadas de los caminos, y allí te regala un don, pero te esclaviza a ese don. Hay una cueva de la Salamancaen Madrid, en la montaña llamada Guadarrama. Hay otra en el campo, en un lugar llamado Santiago del Estero, en Argentina. Pero también hay gente que nace con una Salamanca en el corazón…”
  No sabemos si esa misteriosa Salamanca—¿diosa?, ¿ninfa?— creó al poeta (le dio un don), o si fue el poeta el que, excitada su imaginación por las circunstancias, creó la inocente leyenda de la Salamanca. De ser así podemos aventurar que se trató de su primera obra.

                                                       *     *     *     *     *


DUEÑO DEL MUNDO

Abel Chiva Mañes

No lo niego, me gusta pasear. Si a esto añadimos un buen clima de montaña, con esos frescos amaneceres. Esa quietud, esa paz, esos aromas que se paladean entre canto y canto de los jilgueros que se asustan a mi paso.
Pero aquella mañana, después de trasnochar la noche anterior, no era precisamente de esas en que los pies siguen los pasos de tu cabeza. A mitad de camino entre el barranco y lo alto de la Peña, al ascender a una gran roca medio plana, y porque las piernas no la seguían, me fui de bruces al suelo y, rodando de un lado, quedé acomodado en una pequeña depresión que tenía en el mismo centro.
Se estaba bien allí. Un enebro ensombrecía mi cabeza que casi tocaba otra roca que subía vertical unos dos metros. Los brazos extendidos y la espalda agradecían el frescor de la dura piedra, un cielo azul intenso era todo lo que veía. Cerré los ojos y doblé el cuello. Entre las raíces y el borde de la piedra un hueco atrajo mi atención, acerqué la cabeza y sin esperarlo me deslicé por una pequeña pendiente sumamente resbaladiza. Parecía imposible que mi cuerpo hubiese entrado con tanta facilidad.
La estancia era sombría. Obscura. Pero a la vez una claridad tenue e indefinida permitía ver el centro de la bóveda. Del centro del suelo sobresalía una media esfera de un metro de altura, metálica, con un color de destellos brillantes pero de un material desconocido. ¡Hola!¿Hay alguien ahí? Un impresionante silencio me contemplaba, y apenas mis ojos se estaban amoldando a esa luz tenue cuando un zumbido hizo dirigir la vista hacia la media esfera. Sin cesar de sonar -estaba seguro que salía de allí-, en el aire se empezaron a dibujar unas letras y muchos números: GLX746132, PRT592-738596-D15674829, DT2113-A4654968. A la vez que esto pasaba una fuerza invisible me acercó un poco más y me hizo recostar, permaneciendo como en el aire pero cómodamente sentado.
Alucinado, no salía de mi asombro. Dentro de la esfera un baile frenético de luces y en el aire por encima de mi cabeza, como hologramas encadenados en unas secuencias tridimensionales, empezaron a aparecer datos, listas de componentes, transformaciones, fórmulas...Toda una bóveda de colores y formas se sucedían a un ritmo vertiginoso mientras notaba que en mi interior una pequeña idea de lo que se me mostraba iba tomando cuerpo.
Aquello era increíble. Parecía como si toda la vida hubiera sido astrofísico, químico, geólogo, simplemente el cerebro más privilegiado de la galaxia, exactamente es que lo entendía todo cada vez más rápido. Muy pronto empecé a razonar con los conocimientos que veía y a relacionarlos unos con otros. La idea general de las funciones de aquel artilugio fue tomando cuerpo, a la vez que los conceptos inundaban toda la estancia por encima de mi cabeza. Algo en mi interior crecía a pasos agigantados, no era una bola de nieve sin control ladera abajo, ¡no!, más bien un alud de increíbles proporciones. La claridad de pensamiento que me invadía me llevaba como caballo desbocado a infinidad de conjeturas respecto a las posibilidades reales que podían darse con un invento de tan grandes dimensiones. Reventar el mercado del oro, anegar el mercado de diamantes, el del uranio, el de coltan ¡no habría sitio de poder financiero que se me pudiera resistir! Una intensa sensación como de mareo, como expansiva, de euforia, amenazaba con explotar dentro de mi pecho y mi cabeza era un tiovivo desbocado que no paraba de imaginar nuevas y grandiosas posibilidades. ¡Yo!, sí, ¡yo! El último mequetrefe de un pueblecito perdido, podría llegar a ser sin ninguna duda ¡¡ EL DUEÑO DEL MUNDO!!
No sé si fue debido a mi cansancio, o quizá más bien a que aquel “ente” consideró que ya tenía bastante por el momento, pero sin saber cómo me vi sentado en la ladera de la montaña, justo en la roca donde había tropezado. Del pueblo llegaba el sonido de un bando.
Por lo tanto la misa ya había acabado y serían casi la una o por ahí. Había estado unas tres horas desconectado de este mundo. Andaba como flotando, en realidad no era consciente ni de mis pasos ni de los pedregosos caminos que los guiaban. Dentro de mí iba tomando forma la magnitud de lo que se me había dado a conocer, en pocas palabras, la extraña máquina era capaz de descomponer todos los elementos, todas las células, incluso todos los átomos reduciéndolos a la expresión más básica, a la composición más elemental posible. Luego esas partículas las podría reordenar y hacer cualquier otra que pudiera solicitarle, es decir, una simple piedra podría convertirse en agua o madera y también en oro, diamantes, uranio.
En tal estado de euforia, apenas me apercibí que había llegado a la fuente que había antes de entrar en el pueblo. Mi situación, si fuera observado por alguien, no creo que fuera muy presentable, así que traté de calmarme y me lavé copiosamente la cara, tomé dos sorbos de agua y acabé metiendo la cabeza bajo el grifo. Me recosté en un banco tratando de calmar mi ánimo y mis ideas, luego, pausadamente y tratando de aparentar la mayor normalidad, me fui para casa.
Con la excusa de tareas urgentes pasé el resto del día pegado al ordenador. Me resultó muy útil ya que pude ampliar conocimientos y a la vez pensar con calma en los sucesivos pasos que debería desarrollar. Por otra parte el aislamiento voluntario impuesto, me permitía esconder mis emociones a familiares y amigos de una forma más disimulada y eficaz.
El sueño me venció de madrugada pero ya tuve claras varias cosas. Debía volver y saber lo máximo posible sobre la máquina, no debía enterarse nadie de mi hallazgo y lo más importante, que aquello podría ser más peligroso de lo que me había parecido en un primer momento. Hasta tal punto esa intuición me preocupaba que mi sueño se convirtió en pesadilla, una pesadilla tan atroz en la que, después de aniquilar a medio universo, yo me convertía en el mayor agujero negro por el que caía todo, incluso yo, cogido a una bola de cristal disfrazado de mago.
Para no despertar sospechas no madrugué demasiado. Agricultores paraban en el bar a tomar café cuando yo ya salía del pueblo camino de la peña. Andaba lento, pensativo. Una fuerza irresistible me llevaba a la montaña, pero a su vez, mi cabeza se resistía a ceder tan fácilmente. Mientras andaba iba pensando en tres cosas fundamentales: cómo iba a modificar esto mi vida personal, familiar y social; hasta qué punto y cuánto iba a influir en las vidas y futuro del género humano o del planeta tierra en general; cuál iba a ser mi responsabilidad ante Dios y los hombres si esta máquina cayera en malas manos. Pero si estos pensamientos frenaban mis pasos, no era menos cierto que una fuerte ansia y un obseso deseo, por otra parte, los aceleraban y dominaban.
A la llegada, por precaución, miré a mi alrededor, adopté la misma postura y enseguida me introduje en aquella obscura estancia. Nada había cambiado allí. Me acerqué con una especie de miedo, zozobra y ansiedad. Una vez llegué a su lado, con un tenue parpadeo, se encendió un haz de rayos de color amarillo-limón. Instintivamente alargué las manos y las puse encima. Inmediatamente me di cuenta que con ello podía seleccionar el tipo de información a recibir y guiar el desarrollo de la materia elegida.
Me encontraba en pleno apogeo. Como un director de orquesta, tan sólo con mis manos, era capaz de guiar una perfecta sinfonía de datos que se sucedían y fluían de una manera ordenada y a mi voluntad. La media esfera, con un ligero temblor, empezó a emerger del suelo apareciendo en todo su tamaño hasta completar su totalidad, elevándose del suelo.
Permanecí en este estado de levitación largo tiempo asistiendo a un espectáculo jamás contemplado por persona humana, dominando a la máquina y a su vez subyugado por lo que me estaba ofreciendo. Hubiera sido capaz de permanecer así toda una vida.
Poco a poco se fueron sucediendo nuevos puntos luminosos aumentando ligeramente la intensidad, hasta que su secuencia de sucesión se volvió tan frenética que llegó un momento en que aquella bola parecía una enorme luciérnaga suspendida en la oscuridad.
Contemplando atónito este espectáculo, sentado y sin poder hacer nada, me pude dar cuenta de que aquello era el principio del fin de mis sueños de grandeza. A medida que las lágrimas empezaban a caer por mis mejillas, en un asfixiante silencio, la bola fue empequeñeciéndose progresivamente, desvaneciéndose, en un suspiro, como una mota de polvo incandescente.
Aún permanecí largo rato sentado, aturdido. ¿Pero qué es lo que había pasado y por qué? Repté hacia la salida guiado por una pequeña claridad solar. Con los ojos cerrados, para amoldarme al exterior, dejé que una suave brisa secara mis lágrimas y sosegara mi exaltado ánimo. No lo podía entender, aquello era todavía más inconcebible que el encuentro del día anterior, ¿cómo podía llegar a asumir que todo se había acabado? La verdad es que poco podía hacer para remediarlo y, mirándolo por otra parte, había sido liberado del difícil dilema que se me había planteado. Contarlo tampoco, so pena de acabar encerrado por loco y prueba no tenía ninguna.
Comencé a bajar de la montaña un poco más tranquilo. Instintivamente se activó el mecanismo de defensa o supervivencia que todos llevamos dentro y pensé para mis adentros:
“Al fin y al cabo de emociones como esta, está la vida llena. ¿Cuántas veces familiares, amigos o situaciones nos hacen ilusionarnos y por una sinrazón, o sin un por qué quedamos defraudados y deprimidos?”.
Esbocé mi mejor sonrisa, y corrí a almorzar al bar con los amigos.

                                                      *     *     *     *     * 



LA HORMIGA TRABAJADORA

Diego Cano Cano

Había una vez una hormiga muy perezosa que no trabajaba nada en el hormiguero. Era muy burlona y presumida. Llevaba una camiseta roja y unos pantalones negros. Su madre era una de las hormigas más importantes del hormiguero. Era muy simpática y era la secretaria de la reina. Su padre era también muy importante, aunque menos que la madre. Era el constructor del hormiguero. Un día la hormiga respondió mal a la reina. La reina mandó que la echaran fuera del hormiguero. Al principio, se sentía sola, pero se encontró con un escarabajo. El escarabajo se llamaba Mario. Era grande, fuerte y muy robusto. Llevaba unos pantalones azules y una camisa blanca. Le ofreció que se quedara en su casa.
La hormiga dijo:
-Pero yo no trabajo nada.
El escarabajo respondió:
-Me da igual, pero en verano tendrás que ir a recoger comida.
Los dos se fueron a casa del escarabajo. Cuando llegó el verano, la hormiga no hacía nada. El escarabajo le puso una condición: “si no trabajaba, no comía”. La hormiga durante los primeros días no trabajaba mucho, pero pasó el tiempo y trabajaba todo el día. El escarabajo le dio comida y la hormiga empezó un viaje de regreso hacia el hormiguero. No sabía el camino, primero preguntó a una lagartija, después a una tortuga y por último a una araña. Ninguno le dijo el camino correcto.
La hormiga se adentró en un charco, después en un bosque y por último atravesó un campo de flores. Al final encontró el hormiguero y entró dentro. Hizo una apuesta con la reina: “si trabajaba, le dejaba entrar, pero si no, se iba a la calle”. La hormiga ganó la apuesta y la reina le dejó entrar.
La hormiga se hizo importante y cuando la reina se murió ella fue la hormiga reina.

MEMORIA DE ACTIVIDADES AÑO 2012

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Hoy queremos presentaros la Memoria de las actividades que realizamos en la Asociación a lo largo del año 2012, el resumen de un trabajo realizado con las mejores intenciones para promocionar la cultura en Alcublas y en el que los protagonistas han sido, una vez más, todas aquellas personas que con su esfuerzo y colaboración nos han permitido continuar un año más. A todas ellas, muchas gracias.


TARDE DE JOTAS 2013: DE LO MEJOR DE LAS FIESTAS

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TARDE DE JOTAS 2013: 
DE LO MEJOR DE LAS FIESTAS

Como todos los años, uno de los actos más esperados por tod@s es la tarde dedicada a las jotas que nos ofrece cada año el GRUPO DE JOTAS de Alcublas.


Desde ya hace algunos años en las Fiestas de Agosto hay una tarde dedicada a disfrutar de esta danza tradicional, además también nos ofrecen seguidillas y algún bolero.


Este grupo ha tenido una labor de recuperación de esta danza en Alcublas y de conseguir que cada vez más gente joven y niños vayan encontrando en este arte una buena forma de colaborar con las fiestas.


Además, junto a la canción y a la danza tenemos un despliegue de trajes tradicionales que dan un colorido maravilloso y una puesta en escena muy bella y cuidada en esta actuación, de manera que la plaza de San Agustín se queda pequeña para todo el público que acude.







Desde  este blog de ACLA queremos rendir un pequeño homenaje a todas las personas que, año tras año, con su esfuerzo y su cariño hacen posible este día tan emotivo, porque creemos que se merecen un reconocimiento público a su labor. Gracias. 

LEER ES UN PLACER: NUEVA ENTREGA DE RELATOS FINALISTAS

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Bueno, pues de nuevo os traemos algunos buenos relatos de nuestro certamen de este año para relajarse el fin de semana.
¡Feliz lectura!




ALEJANDRÍA

Álvaro Morales Collazo



Ptolomeo Soter retiró la vista del ventanal que daba al gigantesco faro en el centro de la bahía. Había abierto los ojos hacía dos segundos, pero no lo sabía. Caminó con paso decidido los seis metros hasta el ventanal opuesto esquivando las cortinas de seda que el viento agitaba en un sereno vaivén. En su rostro se leía el desdén, el enojo apenas contenido. Cuando miró por el amplio ventanal abrió los ojos bien grande. Se asomó hasta el borde mismo del balcón exterior y vio la bulliciosa ciudad debajo con una expresión que por momentos parecía de ira, aunque en realidad fuera de asombro. Había aprendido hacía mucho, cuando comandaba las tropas que asaltaban Babilonia, que no debía demostrar asombro. Un hombre adorado como un dios no podía mostrar esas pasiones tan mortales. Miró a un lado y al otro, centró la vista y se refregó los ojos. Debajo suyo resaltaba el Mausoleo y más allá el tremendo Gimnasio, pero cuando miraba a su derecha no daba crédito a lo que veía.
Apenas vio la Biblioteca, con su techo acristalado, giró intempestivo como si lo que había visto le repugnara hasta lo insoportable. Pareció tomar aire para hablar, como si quisiera escupir una tormenta.
-¡Arquitectos! Llamen inmediatamente a mis arquitectos- gritó y nadie lo escuchó en el interminable palacio vacío- ¡Dioses! ¿Quién ha movido mi biblioteca? ¿Qué desastre natural, qué oscura magia o demencia me invade para ver tan trastocada mi ciudad? ¡Alejandro! ¿Qué han hecho con tu templo?
Y fue como si estuviera por romperse a llorar. Trastabilló y se tomó como pudo del velo que caía de uno de los pilares de la cama.
-¡Arquitectos!- gritó una vez más agitando el brazo libre- ¿Cómo es posible…
Y se congeló en seco. Toda la escena lo hizo. Permaneció con el brazo levantado y la boca abierta a medio camino de terminar la frase. El viento pareció dejar de soplar y la fuerza de gravedad anularse. Las cortinas flotaban inmóviles en el aire. El bullicio de la ciudad se apagó. El rugido del mar fue silenciado. Un aguilucho que había osado aproximarse a las alturas del palacio quedó petrificado a medio vuelo, como si colgara del cielo pendiendo de un hilo invisible. El inmenso y celeste cielo, apenas tamizado por alguna blanca esporádica nube desapareció al instante siguiente. En su lugar quedó una inmensidad de color verde. Dos rostros enormes miraban la ciudad como si los dioses se hubieran apersonado ante el reclamo y las maldiciones del ilustre mandatario. Dos gigantes enormes que dominaban medio horizonte. Uno tenía el cabello rojo y la cara blanca plagada de pecas. El otro tenía una incipiente calvicie que contrastaba con su barbada cara. Ambos llevaban anteojos y sus rostros estaban serios, en gesto exagerado de profunda reflexión. Debajo del cuello, sobre la línea de las casas más bajas del barrio del Gimnasio, llevaban un membrete con enigmáticos mensajes sobre un uniforme azul oscuro. En el de uno decía: Prof. Lic. Eugene Dover, Realidad Virtual, Centro VRTaps; en el del otro: Lic. Edgar Harris, Imitación de Personalidades, Centro VRTaps.
-La recreación de Ptolomeo es genial, licenciado… Ha reaccionado como si se creyese real- dijo Dover sin sacar la vista del ventanal del palacio.
-Sí, ha sido un gran logro. Teníamos suficiente información para hacerlo. Es una pena no poder decir lo mismo de la Biblioteca- respondió Harris y sonó irónico.
Permanecieron unos segundos en silencio.
-Por lo menos ahora sabemos que ahí no estaba situada- pareció no inmutarse el profesor- Ahora la mejoraremos.
-Por supuesto- respondió el otro y ambos desaparecieron.
Al instante el cielo tomó de nuevo la tonalidad de un diáfano celeste, las escasas nubes retomaron su camino, y el viento volvió a soplar desde el mar.

                                *     *     *     *     *


   TARDE DE TOROS

     Serafín Martínez Marz


En un pueblo como el nuestro, tan cerca y al mismo tiempo tan lejos de la capital, donde se trabaja duro de sol a sol, pocas cosas van quedando de nuestros bisabuelos y abuelos: esos muros de piedra –muchos de ellos medio en ruinas-, que vemos en la mayoría de montes de nuestro término y algunos buenos recuerdos que merece la pena ir dejando escritos para que no se olviden y pierdan en el tiempo.
Llegaba el verano y con él quizás la faena más dura de todas, la siega y la trilla. Eran unos años de mucha necesidad, sobre todo económica, a consecuencia de todo lo que la nación acababa de pasar, y en Europa estaba muy reciente todavía el final de la Gran Guerra. Mi abuelo Antonio, hombre avanzado a su tiempo, cuando ya tenía la faena del campo bajo control y en manos de los hijos, siempre que podía se desplazaba a la ciudad para disfrutar de un merecido descanso, haciéndolo coincidir la mayoría de las veces con la Feria de Julio que se celebraba en la capital.
Podemos imaginarnos cuando un miércoles por la noche aparecía mi abuelo por la barbería:
- Qué Antonio, ¿bien arreglao y afeitao un miércoles?
- ¿Qué te vas de quedá a las Bodegas del Campo?
- Este lo que se nos va mañana es a la capital…
- Con la faena que tiene, ¿cómo se nos va a ir de viaje?
- Entonces, ¿a qué viene tanto arreglo?
- Lo habéis acertado -contestó mi abuelo a tanta pregunta de los parroquianos, con su correspondiente tono burlón y socarrón-, mañana me voy a la capital a pasar unos días de descanso y ver algo de lo que va sucediendo por allí. Cuando vuelva ya os contaré todas las novedades existentes.
En aquellos tiempos, no estaba al alcance de cualquiera el poder desplazarse a la ciudad, era casi un acontecimiento que se solía realizar en casos muy excepcionales, como por ejemplo un viaje de novios, una visita médica, alguna celebración muy  especial, realizar el servicio militar y pare usted de contar, vamos, que algunos de nuestros paisanos verían la capital en muy contadas ocasiones.
 Sería el año 1950 cuando mi abuelo se fue a pasar unos días a Valencia, a la ya mencionada feria. En esos viajes nunca quiso molestar a familiares, siempre se hospedaba en el Hotel Central, en la calle Ruzafa, regentado por una excelente y agradable familia formada por un pedralbino, una alcublana y sus hijos.
¡Vaya callecita que elegía mi abuelo para alojarse! De lo mejorcito de la capital, vamos, en el centro neurálgico, con sus buenas cafeterías haciendo esquina con la plaza del Ayuntamiento, como lo eran Balanzá y Lauria, los famosos Toneles, sus bajos comerciales de todo tipo, zapaterías, sastrerías, camiserías, estudios fotográficos, el Cine Serrano, el Teatro Eslava, el Teatro Ruzafa y muchos más que me dejo en el olvido.
En aquellos años por aquella calle pasaban casi todas las novedades y vicisitudes que iban aconteciendo diariamente por la ciudad, desde el pasacalle que solía realizar la banda de música que acudía a las corridas de toros del coso de la cercana calle Játiva, hasta el repartidor de hielo, el de la leche, el de los periódicos, y los jueves por la tarde, día de descanso de las chicas de servicio, aquello parecía un enjambre, por el alboroto y revuelo que esas jovencitas producían con sus idas y venidas por la mencionada vía, dándole un atractivo y colorido especial.
Era un hombre que sabía estar, entablando siempre amenas tertulias con los huéspedes del hotel, ganaderos, terratenientes o labradores como él. En las sobremesas, comentaban y charlaban sobre las inclemencias del tiempo, cómo había ido la cosecha de cereales, si la primavera había sido lluviosa, los arroceros de Sueca pensando en que no hubiesen demasiadas tormentas para sus arrozales, los ganaderos pensando en dónde realizar la trashumancia el próximo invierno, y los cosecheros de vino dialogando sobre las nuevas variedades de injertos que iban llegando de las distintas zonas francesas, para ver si se podrían plantar en sus respectivas comarcas.
Esa tarde de su llegada se fue a ver la corrida de toros, donde toreaban Julio Aparicio, Miguel Báez Litri y Dámaso Gómez, toros de la ganadería de Manuel González, y vaya si disfrutó, tres orejas y un rabo cortaron los matadores, -Vamos, este año sí que he disfrutado, no como el pasado que fue una corrida malísima. Así da gusto venir-. Estos comentarios se hacía mi abuelo, mientras los toreros iban dando la vuelta de honor al ruedo. También le llamaba mucho la atención, mirando hacia el tendido, la diferencia en el vestir con el pueblo, aquí una mayoría con su traje y sombrero, él con su blusa y gorra tal como solían ir los días de fiesta en la localidad: -¡Qué diferencias! ¿Cómo puede ser?
Como lo tenía todo tan cerca, dio una vuelta por los alrededores para tomarse un aperitivo en el bar los Caracoles y se marchó a cenar al hotel,  pues ya le había dicho su paisana que los menús se los haría ella a su gusto, que allí comería muy diferente al pueblo, le haría otros arroces, distintas ensaladas y verduras, sopas y sobre todo los postres, helados y diferentes clases de tartas y flanes.
Esa noche, sentados en los sillones que había en la salita del hotel repasaba, junto a su paisana, la dueña, recuerdos y vivencias de su pueblo, ella preguntando sobre ésta y la otra familia y qué novedades había de nuevo y bueno por allí y él dando respuestas de todo lo que sabía sobre los diferentes temas. Para aquella familia tener un huésped de su pueblo era motivo para estar contentos y de paso saber algo de la vida de sus paisanos, pues por su negocio no podían visitar como a ellos les gustaría su querido pueblo.
La mañana siguiente la dedicaba a darse una vuelta por los pabellones de la feria, sobretodo para ver las últimas novedades agrícolas y por la tarde a realizar alguna compra por las librerías para llevarse lectura que pudiera ser interesante. Pero ese año llevaba un encargo muy especial de mi abuela Magdalena:
 - Me tienes que traer una imagen de San Antonico de Paula para colocarla encima de la cómoda de la habitación, me hace mucha ilusión.
Y allí que te ves a mi abuelo preguntando por el citado santo en las diferentes tiendas de imágenes que había por las cercanías de la Plaza de la Virgen.
-¡Pero será posible! -se decía para sí-, ¡Quién te ha visto y quién te ve Antonio!¡Buscando un santo!
Pero vaya que lo compró, y bien chulo y hermoso que lo encontró. Después, a sacar la entrada para la función de la noche en el Teatro Ruzafa, donde ese año la compañía Colsada tenía puesta en cartel “Paká y Payá“, una revista bastante completa y divertida con la vedette Maruja Tomás.
El último día se lo reservaba para dar una vuelta por el Mercado Central, realizar alguna compra y aprovisionarse de simientes para su huerto, así como comprar en alguna de las ferreterías y cordelerías de la calle Danzas alguna herramienta, tomarse un poleo en el Cafetín y sacar el billete para el regreso. Y ya por la tarde, con su San Antonico debajo del brazo, de nuevo salida por las puertas de los Serranos para ir en busca del trenet y vuelta al pueblo desde Lliria con la chelvana, haciendo la consabida parada en Casinos a comprar las famosas peladillas.

                              *     *     *     *     *


   LA MANCHA DE COLOR VERDE

                                              Paula Puig Collado


Una niña llamada Roseta vivía sola en una cabaña del bosque. Como no tenía dinero para comprar comida tenía que ir a buscarla. Al salir de su casa, Roseta, tenía mucho frío y volvió corriendo a ponerse su camiseta preferida y se dijo: “Ya estoy lista para irme”. Por el camino se encontró un manzano lleno de manzanas y cerca de él un peral lleno de peras. Como ya era demasiado tarde Roseta decidió irse a casa a descansar. Al día siguiente, nada más levantarse, se lavó la cara y se peinó. Al salir de su casa se encontró con una niña que no tenía amigas, así que le preguntó:
-¿Qué te pasa?
La niña contestó:
-Que no tengo amigas
Roseta le respondió:
-¡Anda, yo tampoco! Si quieres podemos ser las mejores amigas. ¿Te parece bien?
-Vale- respondió la niña.
-Pues mañana vienes a mi casa a las cinco de la tarde- le propuso Roseta.
-Vale, allí estaré- afirmó la niña.
Roseta se fue a casa corriendo y muy emocionada para prepararlo todo. Hizo un delicioso pastel, puso la mesa con muchos decorativos. Colocó refrescos, dos vasos, servilletas etc.
 Por fin fue la hora y su amiga llegó y dijo:
-¡UUUaaauuuuu….! Que chulo está todo y que bien preparado.
Roseta dijo:
-Muchísimas gracias. Anda, siéntate en la mesa y come pastel.
La niña relamiéndose dijo:
-Qué bueno está todo. ¿Tienes algo de música?
Roseta respondió:
-Si enseguida pongo música, pero primero me voy a poner mi ropa preferida.
Al bajar las escaleras la niña vio que tenía una mancha verde y se lo dijo.
Roseta exclamó:
-¡No puede ser!
Rápidamente fue a lavarla con jabón. Insistía pero no se iba. Hasta que su amiga dijo:
-Anda, si es un bichito que hace luz. No pasa nada.
Roseta suspiró:
-¡Ufff…, menos mal, que alivio!
Y las dos niñas se rieron un montón.



LOTERÍA DE NAVIDAD DE ACLA: PROYECTOS PARA EL FUTURO

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Como todos los años por estas fechas, ya estamos los pesados de la Lotería. Solamente hacemos para el sorteo de Navidad, sabemos como están las arcas y huchas, pero es, aparte de las cuotas, con lo que nos vamos defendiendo para ir pagando local, revistas, pintura, brochas, etc.

Siempre esperamos vuestra colaboración desinteresada, es lo único que pedimos para poder seguir con nuestros proyectos culturales, ya sean exposiciones, recuperar sendas, caleras, ventisqueros,  presentaciones de libros y todo aquello que podamos hacer por mantener el Patrimonio que nos han dejado nuestros antepasados.
 
Como novedad, la ACLA se compromete a que si toca un buen pellizco, las papeletas que juegue la Asociación serán destinadas a realizar un proyecto cultural que resulte interesante para Alcublas.
                    
Se podrá adquirir en comercios y bares de la localidad, así como solicitarla a cualquier componente de la Asociación.
                    
Gracias por colaborar y que la suerte nos acompañe.
 

MUSICALERíAS. NOCHE DE BAILABLES EN TUÉJAR

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MUSICALERIAS. NOCHE  DE  BAILABLES EN TUÉJAR
9 de Agosto del 2013 en el frontón municipal de Tuéjar.


         Cuando aparezco por el pueblo (Tuéjar), comenzamos a planificar y ver todo aquello que podemos ir realizando durante el próximo curso académico, pero me doy cuenta que tienen mucho interés en contarme lo que es la noche de los bailables. Para ellos (los músicos), es una noche especial, les encanta y disfrutan con esa música, lo viven, es algo más que un concierto. Lo comento ahora que ya llevo dos noches de bailables junto a ellos.
         Se preocupan por todo, desde elegir el repertorio, que no falte de nada en el local, para ello ya desde primeras horas de la mañana, se juntan para ir llevando todo el material, sillas, mesas, neveras, bebida, atriles, instrumental y la salida al monte a recoger las hierbas aromáticas para esparcirlas por todo el recinto del frontón.
         Por descontado que las encargadas en la decoración y vestuario, no paran de darle vueltas al tema, intentando realizar alguna novedad respecto al año anterior. Así como toda la junta no para de hacer viajes con todo aquello que les van diciendo hace falta para que el evento sea todo un éxito. Que si el hielo, manteles, vasos, frutos secos, vamos, que se lo curran un montón todos.


         Tengo que decir que cuando tú ves todo aquello, al final también te ilusionas y lo vives como uno más de ellos, queriendo contribuir a que la parte musical salga lo más digna posible. El día anterior me acompañó al ensayo un paisano y amigo que sabía y había escuchado más de esa música que yo. Durante el viaje me comentaba como eran las actuaciones de las orquestas de Xavier Cugat, la manera y forma de interpretar la música de Ernesto Lecuona, cómo había sabido mezclar la música Afrocubana, pero sobre todo la Latinoamericana, también me decía que los Mambos del cubano Pérez Prado no los había superado nadie, con esa manera tan peculiar de interpretarlos. Solamente deciros que fue tanto el éxito de esta música, que el compositor Pérez Prado de tanto que componía ya no les ponía ni título, de ahí el Mambo nº 5, Mambo nº 8 y otros muchos que se quedan en el tintero.
          Mi compañero de viaje escuchó el ensayo, por cortesía lo presenté a los músicos diciéndoles que era un entendido en esa música, la verdad así era, pero ellos se quedaron un poco con la mosca tras la oreja. Ya de regreso, me comentó que para ser músicos amaters, con lo difícil que era meterse e interpretar esa música, no lo hacían del todo mal, le ponían ganas, ilusión y entusiasmo por querer hacerlo bien, y eso ya decía mucho en su favor.


          Se va acercando la hora y ya van acudiendo los músicos para cenar todos juntos, como para ir calentando motores y preparando la coreografía  y afinar los instrumentos. Se van animando entre ellos:
                                    - Va, que esta noche esto se llena.
                                    - Seguro, esperemos se lo pasen bien.
                                    - Claro, con lo bailarines que son la mayoría.
                               -Bueno, nosotros también vamos a intentar pasarlo bien.
          Estos y otros comentarios los realizaban los músicos, mientras ya se preparaban para hacer su entrada y ocupar el escenario preparado para la ocasión.
         Deciros que comenzamos la actuación con los acordes del musical “Cabaret”, y la terminamos con el popular “Valencia” del maestro Padilla, pero la velada tuvo de todo un poco, Pasodobles, Cha cha chás, Boleros, Rumbas, y Marchas Moras. Vamos, era como recordar una de aquellas veladas de los años sesenta en la plaza del pueblo, cuando aquellas orquestas nos traían las novedades musicales de la época, pero esa noche era la banda del pueblo la que nos lo ofrecía, y eso tenía más mérito.

        Sinceramente pienso que la velada estuvo genial, por supuesto que estamos para mejorar y lo seguiremos intentando, pero el ver como se levantaban los músicos al solear, la manera que imitaban a las orquestas americanas en sus movimientos y piruetas, es para enmarcarlo y guardarlo en la memoria, y desde aquí, dar las gracias a todos y todas que participaron, para que todos los asistentes pasasen una “Noche de Bailables Inolvidable”.
        Siempre recordaré y aplaudiré la ilusión de esos músicos, que sin importarles perder horas de sueño, viajes al pueblo desde la capital, dejar a sus amigos y familias, intentan superarse y hacerlo lo mejor que saben. Gracias y que los Bailables continúen y no paren en Tuéjar.   
  
                                                                                                El Maestro.
                                                                                     Serafín   Martínez  Marz.


LEER ES UN PLACER: NUEVA ENTREGA DE RELATOS 2013

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CANCERBERO

Marcos Pérez Hernández


Creo que puedo desempeñar perfectamente el puesto. Experiencia no me falta, se lo aseguro. Ahí tiene mi currículum vitae, en negrita vienen remarcados los sitios por los que he pasado, con buenas referencias, por supuesto. Pregunte, si quiere. Me pondré al día enseguida. Aunque no lo parezca soy bastante espabilado. Unas cuantas explicaciones y consejos me bastan para quedarme al tanto. Siempre he sido portero. El destino de cada uno, supongo. Nadie quería ponerse a puerta cuando jugábamos a fútbol de niños. Preferían asfixiarse como estúpidos corriendo detrás del balón. Yo optaba inteligentemente porque fuera la pelota la que viniera a mí. Y no por vagancia sino por pura economía energética. Casi por lógica. Además siempre he sido algo rellenito y el puesto de portero estaba vacante. Decían con sorna que yo tapaba más hueco. Aprendí a despejar de puños en los córner y parar disparos desde todas las trayectorias posibles. Flaqueaba algo en las salidas debido a mi sobrepeso y consiguiente lentitud, pero me sabía adornar con espectaculares palomitas que dejaban boquiabiertos hasta a los rivales. Los estudios los descuidé bastante por el fútbol. Estuve en varios equipos en los pueblos aledaños al mío hasta los diecisiete años. Nunca pude dar el paso a la profesionalidad. Empecé a tropezarme con compañeros que me quitaban el puesto y me relegaban al banquillo sin remedio. Eran más ágiles y atléticos, lo reconozco. Así que abandoné el fútbol en una edad precoz y me apunté al paro, dando por sentado que ya era tarde para retomar los estudios tras varios cursos repetidos y la aureola de fracasado académico. Cuando el apático funcionario me preguntó de qué quería trabajar le respondí en broma que había sido portero, que quizás el Madrid o el Barsa requerirían mis servicios por una módica cantidad. Ni siquiera esbozó un asomo de sonrisa de complicidad y se lo tomó al pie de la letra. Literal. Profesión: portero.

Por eso le digo, no le miento. El destino, lo que está para uno. En fin, me llamaron desde un hospital. Allí en la puerta de entrada veía con desconsuelo a las novias, esposas, hermanas o hijas de los pacientes pasar sin casi mirarme. Como si fuera un adorno navideño desfasado de la puerta o parte del aluminio que la conformaba. Controlador de accesos es el término adecuado. Todo el santo día de pie detrás de los cristales de las puertas. Las varices de mis piernas se resintieron, pero estaba bien remunerado. Mis padres estaban contentísimos. Incluso iban a visitar a familiares y amigos asiduamente nada más que por verme en la puerta pidiendo los pases con aire de autoridad. Luego me traían a casa de vuelta y así evitaba la cola en la parada del autobús. Fueron unos buenos años. Hasta que tuve la mala suerte de que convocaron oposiciones al puesto y un enclenque primo lejano del subdirector sacó la mayor puntuación. Sí, casualidad sospechosa cuando menos, tiene usted razón.

Me vi otra vez delante del funcionario desapasionado de gafitas de moldura metálica y pulcras manos blanquecinas que tecleaban confiadas en el ordenador la palabra portero. Me enviaron a un colegio privado donde tras una minuciosa entrevista por parte del director fui aceptado a prueba con algunas reticencias. De subalterno, la misma palabra lo dice. Allí era el último gato. Una especie de multifunción para la que no estaba concienciado. No sólo estaba a cargo de la puerta, sino también de la condenada fotocopiadora, que se trababa continuamente y había que andar manoseando el tóner de polvos negruzcos y las bandejas inmaculadas del din a cuatro. También me encomendaron funciones de vigilante en pasillos y jardines atestados de niños bien, propensos a hacer toda clase de diabluras y sacarme de mis casillas. Me llamaban gordinflón desde las ventanas con total desparpajo sin que se notase un ademán corrector por parte de los profesores. El colmo fue cuando el director y dueño criticó mi falta de habilidad para desatascar los baños y me indicó imperativamente, es decir, me ordenó, que le ayudara al jardinero en la poda de árboles. Hasta ahí llegó mi paciencia. Uno también tiene su orgullo.

Usted perdone que le dé la lata contándole mi vida anodina. Es que estoy muy interesado en optar al puesto y quiero demostrarle que experiencia no me falta. Después estuve unos años un tanto deprimido. No me salía nada y agoté las prestaciones por desempleo que el gafitas me arregló con su habitual desidia. En casa mamá no hacía más que suspirar y papá rezongaba en mi contra la palabra gandul y otros sinónimos. Normal, no podían estar manteniéndome toda la vida. Así que acepté el puesto de portero de discoteca. Ya he mencionado que siempre he tenido una corpulencia esplendorosa que más bien me había condicionado negativamente, pero que en esa ocasión fue la que me brindó la oportunidad. Mi trabajo consistía en evitar que se colaran los listillos sin pagar la entrada y también impedir el paso a individuos con pintas desarregladas o conflictivas. La discoteca quería mantener unas ínfulas de cierta elevación social. Así que nada de zapatillas ni camisetas de mangas recortadas. Sólo pijitos engominados y niñitas de papá. Siempre he sido pacífico y abierto al diálogo, lo ha podido observar en el rato que llevamos conversando. No llevaba ni una semana en la puerta, empezando a acostumbrarme a ese horario de nocturnidad obligada. Un grupito de jovencitos con la cabeza al cero y ropa paramilitar se empeñó en acceder al recinto. Con buenas palabras los conminé a que siguieran su camino, que allí se exigían otros atuendos y calzado, que fueran a casa a cambiarse y podrían entrar sin problema. Pero la gente ya no está por dialogar. Se lanzaron sobre mí como energúmenos golpeándome con cadenas, puños metálicos y bates de béisbol. Apenas pude defenderme. Me tiraron en el asfalto y allí pude probar el sabor de la goma y el cuero de sus botas betunadas de negro. Perdí el conocimiento y lo siguiente que recuerdo es la alternancia irritante de las luces de la ambulancia que me cegaba los ojos inflamados. Atiné a reconocer al primito enclenque que soñoliento y bostezando ayudó a trasladar la camilla hacia el interior. Maliciosamente me alegré que lo hubieran relegado al turno de noche. Después ví encima de mí a los médicos con mascarillas y miradas de preocupación como si estuvieran observando un abismo insondable.

No recuerdo que me dieran el alta del hospital, ni nada de mi estancia allí. También ignoro si mis padres establecieron un régimen de visitas tan escrupuloso como antaño cuando yo era quien les flanqueaba el paso. Debí sufrir algún tipo de amnesia que espero no me haya dejado secuelas. Como verá soy totalmente sincero con usted. Ahora me siento perfectamente. Un tanto desubicado, eso sí. Pero ya me acostumbraré a mi nueva situación. Me lo encuentro a usted en la puerta con la edad que debe de tener. Debería informarse, estoy seguro de que hace años que debió solicitar la jubilación. Por eso le digo que yo estoy dispuesto a sustituirlo. El puesto me viene que ni pintado y en verdad que me hace falta para no sentirme inútil. Creo que su jefe, sea quien sea, debe estar estafándolo al no permitirle retirarse y cobrar su pensión. En todos sitios nos encontramos con empresarios explotadores que les sacan hasta la última gota de rendimiento a sus trabajadores. Se merece usted un descanso después de tantos años de honrado servicio. Yo me haré cargo de las llaves. Nada más explíqueme cuales son los criterios y requisitos indispensables para dejar pasar al recinto. No será tan complicado de aprender. Seré inflexible como un cancerbero, se lo juro por Dios, don Pedro. Ande deme las llaves y pase usted dentro a descansar, que ya es hora, buen hombre. Que ya no está usted para estos trotes, don Pedro. Hágame caso y quédese tranquilo, que seguro que su jefe lo entenderá y le parecerá bien. Sea razonable, después ya arreglaremos las condiciones contractuales. Eso es lo de menos. Ya le digo, que tengo mano de santo para esto de la portería, don Pedro. Ande, suelte las llaves y vaya a descansar, hombre de Dios.
                                                     
                                           *     *     *     *     * 
 

BATALLITAS Y OTRAS COSAS

Vicente Mañes Navarro


Alcublas, calle de San Antonio, fuente de San Isidro, conocida como la fuente “de la rueda”, un día cualquiera de agosto de aquellos años 80.

Primera hora de la mañana. Como todos los días, después de desayunar salgo a fumar a la calle. Ahí están el tío Rafael “el toro”, mi abuelo Vicentico y dos abuelos más  que no me acuerdo de sus nombres, bueno a uno le llaman “el francés”. A la misma par que yo, mi abuelo Vicente que sale de su casa.

-Buenos días chiquillo.
-Buenos días abuelo, que ¿preparado ya para pelar a Rafael?-, digo alzando la voz.
-Buenos días, NO, NO VENDRÁS DEMONIO-, me replica Rafael a voz en grito.

Esta primera hora es la mejor para disfrutar preguntando sobre temas de la guerra, de los maquis, etc., aunque si no estuviera mi abuelo mejor, a él no le gustan nada estos temas.

 A partir de las 10,30 es cuando empiezan a llegar los abuelos con sus sillas al hombro, van tomando posiciones alrededor de la vieja mesa, una mesa bajita y desvencijada con un tapete de PVC, obra maestra de mi padre. Hay que decir que Rafael y algún otro abuelo más atrevido, se ponen ansiosos cuando ven a mi padre y les dice de jugar una partida al copo o se pone él de banca en el cinquillo, entonces las apuestas suben, pasamos de la peseta al duro… Bueno, volvamos a “tomando posiciones”: los jugadores alrededor de la mesa y los mirones detrás. Entonces empieza el jaleo o la partida, los otros o bien van comentando la partida, a la par que cachondeándose de los que pierden, o bien hablando de sus cosas. Algunas veces la cosa sube de tono, con lo que alguno coge su silla antes de hora y se vuelve a casa, por alguna jugada o por una discusión, y así pasan la mañana hasta la hora del rancho, sillas al hombro y a casa, allí les espera la mujer, la hija o la nuera; también hay alguno que a mediodía deja su silla en la entrada de la casa del tío Rafael: entonces el susodicho regresa a la tarde.

El tío Rafael era el gran jefe de esta colla de abueletes, un personaje muy listo, recio, de tez morena, buena persona, que las pasó canutas en la vida, pero él la entendía con socarronería, se puede decir que este fue el primer club del jubilata de Alcublas.

A mi me gustaba esa primera hora, donde estaban los abuelos más cercanos y conocidos, a los cuales no les importaba contarte sus historias. Todavía recuerdo la de “el Francés”, un personaje que había vivido en Francia desde que terminó la guerra y que había hecho cierta fortuna, un personaje que no había vuelto a España hasta hacía dos años, amiguetede niñez de Rafael. También me acuerdo del relato que me hizo de la toma de Teruel:

“¡Ay chiquillo, las navidades del 37 no las he olvidado en mi vida! La mayor ofensiva de la República en ese momento, había que evitar que los fascistas tomaran Madrid y para colmo teníamos visita, si allí estaban el Presidente Prieto, el general Rojo, hasta personajes famosos como Hemingway… Si, chiquillo, allí estaban y con todo el frío, nieve, viento…, un frío del carajo con más de 20º bajo cero, solíamos disparar nuestro naranjero para calentarnos las manos con su cañón.

Si chiquillo ahí estaba La Muela, se resistió pero la tomamos, los fascistas no esperaban nuestro ataque, aunque también estaban más pendientes de Madrid.

Ra-ta-ta-ta, tableteaban las ametralladoras rusas, silban por encima de nuestras cabezas los obuses, los pitos de los comisarios suenan a nuestras espaldas, salimos corriendo desde nuestras posiciones con gran esfuerzo, el aire frío entra en nuestros pulmones como finas agujas, corriendo pesadamente entre la nieve y el viento,  hay que salvar el culo, hay que tomar la Muela, no tenía turno para una bala fascista.

Los días van pasando, el frío no cesa, hasta tal punto que el compañero que creías que estaba dormido, je, estaba muerto de frío, me atrevería a decir que hubo mas muertos de frío que de guerra. Hey, en los dos bandos, no creas, que los otros también las pasaron mal, total todavía sufriríamos más: sobre el 21 de diciembre se entró en Teruel y la capital fue muy sufrida, Teruel se tomo calle a calle, casa a casa, había órdenes de ir con cuidado con los civiles de salvarlos y eso llevó a situaciones muy tensas, ten en cuenta que no había luz y que todo estaba en ruinas, machacado por los morteros y obuses. Te metías en una casa y oías el respirar de gente, con la bayoneta en la mano, un grito, ostia son fascistas, ruidos metálicos, plapla, fogonazos de pistola, gritos, lloros, notabas un liquido caliente en tu cara, pegajoso, sangre, no sabias de quién, hubo una calle muy difícil de pasar, cuatro compañeros cayeron en el mismo sitio, bien parapetados allí estaba una ametralladora cortándonos el pasos, oímos unos chirridos de cadenas, a través del humo los distinguimos, son dos T-26, llega a la esquina de la calle, el primero se percata de nuestra situación , del obstáculo que no nos deja avanzar, se para apunta y los de la ametralladora se van a la mierda junto con su arma.

Corro cuanto puedo, La nieve y el aire helado me provocan un agotamiento, pero quiero vivir, necesito vivir, adoro vivir.

Booom retumba una granada, nieve, piedras, sangre, gritos, lloros… Silencio nooooooooooooooooo…”.Grita. Por su mejilla cae una lágrima.

Mi abuelo, levantándose alterado:
 – Vete Vicente, ya está bien, ya hablaremos luego.

                                                            *     *     *     *     *

EL NIÑO AVENTURERO

Jorge Calomarde Herrero


Erase una vez un niño llamado Ernesto que era alto, moreno, airoso, aventurero e inteligente. Un día estaba viendo un programa de aventuras y le entraron muchas ganas de ir a la selva a pasar una aventura. Fue a su habitación a vestirse y coger una cantimplora, un mechero, un repelente de insectos, crema solar, un sombrero y unas gafas de sol.
Ernesto fue al aeropuerto a comprar un billete para América del Sur. El viaje se hizo muy largo por que estaba muy nervioso,  ya que no había volado nunca. Pero cuando se durmió se le pasó muy rápido. Al llegar a la ciudad se perdió por las calles. Encontró un bar y le preguntó al camarero que por donde estaba la selva. Le contestó que en esa zona no había.
Ernesto fue parando coches en la carretera para ver si alguien le podía llevar a su destino. Un autobús paró y el conductor le preguntó que a donde iba y él le respondió que a la selva. Después de un largo viaje llegó a un zoo que parecía una selva y el niño explicó al conductor que lo que quería es ir a la selva del  Amazonas. El conductor le respondió que solo podía llegar hasta aquí.
Ernesto continuó caminando y después de muchas horas llegó a su destino. Se adentró en la selva y se bañó en un lago. Entonces vio algo que se movía  y tiró una piedra para ver qué era. ¡Era un cocodrilo! Y salió corriendo. El niño se fabricó una lanza para pescar y coger frutos de los árboles. Pescó un salmón, cogió un coco y catorce plátanos. Después de comérselos se puso a hacer una hoguera y se echó a dormir. Ernesto escuchó crujir unas ramas y de repente un hombre de aspecto primitivo lo cogió y le preguntó qué hacía allí. Ernesto le respondió que buscando una aventura pero que ya estaba cansado y quería volver a su casa. El nativo le dijo que le ayudaría. Lo sacó de la selva y lo llevó al aeropuerto y Ernesto le dio las gracias por todo.
Al llegar a casa su madre se enfadó y le prohibió salir.

6º ANIVERSARIO DE LA ASOCIACIÓN CULTURAL LAS ALCUBLAS:VISITA A AGUILAR DE ALFAMBRA

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6º ANIVERSARIO DE ACLA 

Hoy os traemos un artículo sobre la última actividad de ACLA, con la particularidad de que no es uno, sino dos artículos escritos por diferentes personas sobre la misma excursión. Esperamos que os gusten.


Parece que fue el otro día cuando nos juntamos una tarde ocho o nueve personas en un local "de prestado" y decidimos crear una asociación cultural. Era el día de San Miguel y casi sin darnos cuenta han pasado seis años repletos de muchos proyectos y mucho trabajo; algunos han llegado a buen puerto, otros se han quedado por el camino y otros, como la Ruta del Gallipato (el sendero para unir los principales navajos y balsas del término), se han "roto" después de mucho trabajo, por culpa del Incendio. 

Sin embargo, cuando empezamos nuestro séptimo año de andadura, somos 53 las personas que formamos la asociación y os puedo asegurar que seguimos teniendo la misma ilusión que entonces y una lista de proyectos tan larga o más que la que hicimos en la primera reunión. Por eso, porque queda mucho por hacer, decidimos celebrar nuestro cumpleaños con una visita que teníamos pendiente desde hacía meses: 

VISITA A LA QUESERÍA "EL HONTANAR" EN AGUILAR DE ALFAMBRA


Un día habíamos coincidido para comer varios amigos de la asociación y uno de ellos, Miguel, con ese gesto misterioso con el que de vez en cuando le gusta sorprendernos, echó mano a su "macuto"  (que para los que veáis dibujos animados es una especie de "bolsillo mágico" de Doraemon, del que nunca sabes lo que puede salir) y sacó un trozo de queso que empezó a compartir con todos. La sorpresa al probarlo fue enorme y Miguel, con sonrisa de satisfacción nos dijo "Es un queso a la trufa, de Aguilar de Alfambra". Estaba riquísimo. Pronto conseguimos que nos dijera de dónde lo había sacado y por suerte para nosotros era uno de los productos de calidad con los que nos deleita siempre la Carnicería García Bonet, de Alcublas, y poco a poco fuimos probando otras variedades de queso elaborado en la quesería El Hontanar -al romero, al azafrán, curado, de leche cruda...-, a cada cual más sabrosa. Total que nos dijimos: "A esa quesería tenemos que ir".

 

 Y eso, el día 28, con una cesta rebollonera para matar el gusanillo, para allá que nos fuimos, que pasábamos por zona de rebollones de las buenas. De camino paramos a almorzar con buen jamón en Sarrión -es parada obligatoria-, y allí almorzamos que daba gusto vernos, yo creo que hasta el de la pared levantaba las cejas tipo Carlos Sobera al vernos atacar los bocatas...  

 Por fín, después de unas cuantas curvas por esos caminos de Teruel que tanto nos gustan, llegamos a Aguilar de Alfambra y desde lejos se veía el tejado rojo de la granja de la quesería. Una vez allí salió Vicente, uno de los responsables, y nos preparó para la visita. Dentro pudimos apreciar unas instalaciones con moderna tecnología para la preparación de los quesos, un proceso que nos explicó con todo lujo de detalles, adelantándonos el próximo lanzamiento de un queso con forma inspirada en la arquitectura mudéjar. Al terminar la visita llegó el grato momento de la degustación y compra de algunos productos...

Aunque parecíamos los pitufos, había que respetar unas normas de higiene...


¡Madre mía qué ricos...!
Como el queso nos había abierto el apetito decidimos dar una vuelta por el pueblo y seguir camino hasta Allepuz para comer. La visita a Aguilar fue rápida, pero pudimos disfrutar de unos magníficos pajares en piedra seca y ver la bonita torre de la iglesia y otros detalles de la arquitectura local. También dimos un trago de agua en la fuente -¡qué fría!-, y pudimos ver el chariz y el lavadero contiguos: de nuevo la lógica en el aprovechamiento escalonado del agua, como en Alcublas, y es que los antiguos no desaprovechaban nada...

Una vieja casa de Aguilar con un azulejo y el águila que da nombre al pueblo.

La foto "rebelde"

Los más jóvenes disfrutaron de lo lindo...


Enseguida llegamos a Allepuz, con tickets rebolloneros a 5 euros por buscador y con derecho a una sola cesta, es la normativa aragonesa sobre recogida de setas. Allí comimos a las afueras en un restaurante muy acogedor y con menús consistentes, como toda la gastronomía turolense. No hay foto, pero sobre nuestra mesa una enorme cabeza de jabalí no nos quitaba ojo y yo diría que, al igual que el ciervo de Sarrión, enarcaba las cejas al vernos comer así... Después tocaba rebajar la comida, así que recorrimos las calles de la localidad disfrutando de los muchos detalles de la arquitectura tradicional que han conservado. Una pena que estaba cerrada la hospedería y no la pudimos ver.



Columna de la Casa Grande, en Allepuz.


De estos tiradores estaba antes llena Alcublas...
Después emprendimos la vuelta, porque nos quedaba bastante camino y porque Miguel había cogido una cesta y un hocete... y no íbamos a volvernos como si nada, claro, así que nos dispusimos a entrar en el corazón de la Sierra de Gúdar, que presentaba un esplendoroso verdor: este año se van a inflar a coger setas, seguro. Volvimos por la Virgen de la Vega y Mora de Rubielos -daban ganas de quedarse un par de días, Mora es muy especial...-, y ya en el pueblo acordamos cenar juntos con los productos que habíamos ido recolectando a lo largo del día. 
Al dar las doce el reloj brindamos por nuestro 6º aniversario y de paso a nuestro amigo Miguel por su santo y como se hace en los cumpleaños, al apagar las velas pedimos un deseo, aunque claro está que no se puede decir, que si no, no se cumple.

¡Feliz aniversario!
                                                                                     José L. Alcaide

Si, eso que se ve en el plato son rebolloncicos... je, je, je.

       Entre las múltiples actividades de la Asociación Cultural, teníamos especial interés desde hace mucho tiempo en realizar esta salida, pero nunca quedaba un hueco en la agenda, hasta que ya se programó para el día 28 de Septiembre, haciéndola coincidir con el aniversario de la ACLA.
      La visita de cortesía tenía como finalidad ver la elaboración del queso, observar todo el proceso desde el principio, comenzando por el ordeñar las ovejas, como utilizan su materia prima (leche), la pasan a los depósitos, controlan su temperatura, la van depurando y ya la tienen a punto para comenzar a destinarla a la elaboración del queso, en sus distintas variedades, tierno, semicurado, curado etc.
     Deciros que a todos nos encantó, Vicente que fue el encargado de atendernos, se comportó fenomenal, dándonos toda clase de explicaciones y respuestas a nuestras preguntas, además que la verdad sea dicha, es un queso de primerísima calidad, este no es el que solemos comprar en cualquier superficie comercial, este es queso, pero del bueno.
      La mañana prometía, cielo nublado y temperatura ideal para la época del año en la que nos encontramos. Antes de la hora de concentración, ya aparece el jefe de Medio Ambiente por la calle Mayor, dando una vuelta de reconocimiento y ejerciendo de sereno, por si nos habíamos dormido, así que ya nos concentramos en la emblemática Plaza de san Agustín, y delante de la fuente, realizamos la tradicional foto del grupo para guardarla en el archivo y tenerla como recuerdo de la salida.
      Salimos dirección Barracas, pero los guías deciden subir por Bejís, y buscando y siguiendo la vía del tren, llegar por los llanos de el Toro hasta la autovía Mudéjar, para llegar a almorzar a Sarrión, donde damos buena cuenta de los manjares de aquel terreno (jamón, queso y embutidos).
        Desde allí, ya sin parar, pero disfrutando de poder observar esos campos de trufas, verdes pinadas, sabinas y enebros, e inmensos llanos para los cereales, ya nos van apareciendo esos pueblecitos, con sus torres mudéjares y ese estilo de arquitectura tan bien cuidada y trabajada, con sus bonitas casas de piedra, combinada con la madera, que forman un conjunto artístico en el que parece que el tiempo se detuvo y de un momento a otro, aparecerán un grupo de caballeros Templarios por el horizonte. Al ver esas pequeñas joyas que se han salvado, no puede uno dejar de pensar en todas y cada una de las tropelías y barbaridades que se cometieron hasta no hace muchos años por todos nuestros pueblos, tirando y destrozando lo bonito y construyendo a base de bloques y ladrillo, quizás aquí al estar lejos y un poco olvidados, han tenido la suerte de poder conservarlo y mejorarlo en estos últimos años. El gobierno de Aragón, por lo menos se ha preocupado por el mantenimiento y mejora de esos pueblos que estaban casi abandonados, siendo en la actualidad una de las fuentes que alimentan el llamado turismo de interior.
       
Con Vicente, nuestro guía de la quesería.
  Ya después de la visita a la quesería, nos dimos una vuelta por Aguilar del Alfambra, donde todo lo dicho en el punto anterior se cumple al pié de la letra. Seguimos la ruta y ya nos vamos adentrando en el Maestrazgo turolense, haciendo una escala para reponer fuerzas en Allepuz, llegamos a una venta que tenía una terraza con unas vistas al río Alfambra espectaculares. Disfrutamos de la gastronomía de la comarca, con un buen y rápido servicio, y una relación calidad precio muy interesante y buena. Nuestro jefe de montes y valles, viendo aquella zona, ya nos dijo que aquello era para venir y hacer noche, y a la mañana siguiente dar una batida a ver si encontrábamos algún manjar de los que ofrece la naturaleza en esta época del año. Pero como ya se hacía tarde, nos dedicamos a dar un pequeño paseo  por el centro histórico del pueblo, y la verdad merecía la pena su visita, con su palacio, ayuntamiento, bonitos soportales, y una gran iglesia con su bonita torre, por supuesto de estilo mudéjar.
Desde la plaza de Allepuz

            De allí fuimos bajando hacia Mora de Rubielos, para salir en busca de la autovía y ya realizar la tradicional parada en busca de las compras tradicionales, tomar café y con algún producto del monte en la cesta salir hacia Alcublas, tratando de llegar a una hora prudente, pues todavía teníamos algo de faena en la Asociación para esa noche.
            Dedicado a todos aquellos componentes de la Asociación, que por cualquier motivo no pudieron venir, esperando lo puedan hacer a la próxima y disfrutemos todos con esos días que ya no vuelven. “Teruel también existe” y que te la den con Queso de Aguilar del Alfambra.
                                                                                                    
                                                                                                   Serafín  Martínez.
                                                                                                         A.C.L.A.


PRÓXIMA ACTUACIÓN: LIMPIEZA DEL VENTISQUERO DE LA VILLA

EL RINCÓN DE LA POESÍA: AL MOTERO DESCONOCIDO

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Al motero desconocido 


Cuando paso de camino
cada fin de semana,
veo el casco colgado
en esa fatídica curva.

Ahí se cruzó el destino
del asfalto y el motorista,
ahí se acabó todo
ahí se acabó tu vida.

¿Valió la pena ir tan deprisa?
valió la pena desafiar al destino,
acabar con la existencia
en una curva de un camino.

La adrenalina, el riesgo,
la libertad, el demostrar,
el desafiar al equilibrio
la velocidad y el final.

Ahí se rompieron tus sueños,
se quedaron tus anhelos,
tus ilusiones y proyectos,
y los corazones rotos de los tuyos.

Valió la pena, la gloria que te llevas
con la pena que aquí dejas,
con las vidas partidas
que nunca se recuperan.


Esta poesía va dedicada  a motero desconocido y a los que van como locos cada fin de semana, por las curvas de Alcublas
                                                                 
                                                        Enrique Latorre Civera(Torres)

TIEMPO DE JUGAR AL ESCONDITE...¡PERO SOLO UN POQUITO!

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Todos los años cuando llega el otoño llega el tiempo de la vendimia y otras cosechas y llega también el tiempo de ¡JUGAR AL ESCONDITE!



Seguramente al leer estas líneas estarás pensando: "¡Menuda chorrada, jugar al escondite!", y sin embargo es un juego al que en esta temporada del año juega casi todo el mundo, jóvenes y mayores y al que seguro que también juegas uno u otro día.

El día elegido puede ser cualquiera de la semana, a ser posible antes del viernes, porque viernes, sábado y domingo hay demasiados participantes en el juego y eso le quita brillantez. La hora, preferiblemente a primera hora de la mañana, para llegar el primero al destino elegido para la partida y elegir terreno virgen. No obstante, si se tiene obligaciones, cualquier momento del día es bueno, depende de la lejanía del lugar en el que juegues, y así, la otra hora favorita para jugar es después de comer.

Un detalle curioso de este juego es que pueden participar tantos jugadores como quieran, de manera individual o por equipos, pero la norma "no escrita", es que ningún participante se pone de acuerdo con el resto para jugar, sino que ese detalle se deja al azar, y junto a partidas multitudinarias, puedes encontrarte otras en las que termina y no sabes realmente si has jugado solo o si había otros contrincantes en el terreno de juego, aunque el "enemigo"SIEMPRE está ahí, aunque no lo veas. Ya sabes, NUNCA se dice a nadie que vas a jugar una partida...

Un buen jugador del escondite debe reunir pues, varias virtudes: a la ya señalada de la DISCRECIÓN, debe añadir la del SIGILO. En el juego del escondite lo importante es ver y que no te vean u oigan, debes ser silencioso y, aunque los contrincantes estén detrás de unos matojos a escasos 3 metros de distancia, debes tener la destreza de mimetizarte con el entorno y pasar desapercibido, pues en el terreno de juego cada metro cuadrado ganado para tí o para tu equipo puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso.



El equipamiento para el juego es importante pero a la vez sencillo: ropa cómoda de campo, calzado para el monte, un bastón si se desea, una navaja u hocete y una buena cesta de mimbre, a ser posible grande y con un paño para cubrirla por encima. Lo que jamás se debe llevar es una hoz o un rastrillo, y sobretodo respetar esa otra máxima de todo buen jugador que se precie: QUE NO SE NOTE POR DÓNDE HAS PASADO, pues un buen escondite no se debe nunca rebelar a nadie, como mucho se pasa de padres a hijos...

El juego sin embargo tiene siempre una especie de SEGUNDA PARTE o PRÓRROGA, y es que no termina cuando termina la partida en el campo, sino que termina al llegar al pueblo, cuando con sumo disimulo aparcas tu vehículo en alguna de las plazas o en una calle transitada y, como quien no quiere, te apeas y sacas la cesta del maletero, cubierta con el paño, a medio cubrir o plenamente descubierta (según haya ido la "partida"), pero eso sí, con rapidez, de manera que el "escondite" no lo es tanto, porque aunque nadie debe saber cuándo vas a ir a jugar, si que es importante que sepan cuándo vienes de jugar, sobretodo si has ganado la partida.

El sábado nos vamos a limpiar el Ventisquero de la Villa y no sé si nos dará tiempo de ir a "jugar al escondite", que además el terreno de "juego" está inservible en los alrededores de Alcublas por culpa del maldito incendio. Pero aún así a lo mejor podemos hacer una partidita breve, que nuestro amigo Miguel se sabe unos sitios muy buenos donde "a falta de pan, buenas son tortas", y si no, de muestra estas setas de cardo del tamaño de un plato que se encontró el otro día jugando una de estas magníficas partidas al ESCONDITE.

¿JUEGAS CON NOSOTROS?







A DEBATE. Una de educación

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UNA DE EDUCACIÓN


La Ley Wert pone en el candelero que para los mandatarios legislar sobre educación y contracorriente es más interesante que escuchar a un colectivo.

Lo que es de cajón es que con menos presupuesto, menos maestros, parte del alumnado en el umbral de la pobreza, familias asediadas por la falta de trabajo y estabilidad económica, lo mejor no es poner más revalidas, destrozar la FP, masificar aulas, olvidarnos de la escuela inclusiva por falta de especialistas de apoyo y hacer todo esto y mucho más con la excusa de la calidad.

Los datos de los resultados educativos en diferentes estudios hacen que nuestro sistema se vea atacado porque no supera  el estándar deseado y por un lado nos hablan de competencias y por otro de contenidos priorizando estos últimos durante la escolaridad y las competencias en los controles algo así como.-“Hoy pollo y mañana…patatas”

Pero entre una cosa y otra, contra viento y marea vamos por la séptima ley de educación a sabiendas que así que se pueda, se la cargan.

Me da la sensación que es un pulso de fuerzas, de mayoría absoluta que la comunidad educativa en la que además de profesionales de la educación (los maestros hacen sus oposiciones, en la pública, y jamás son nombrados a dedo) participan padres y estudiantes son para nuestro gobierno un cero a la izquierda.

Asistimos a la des-democratización de la educación regresando a aquella estupenda sólo para unos cuantos, una pena.

                                                                                  Alicia Garrigó

MUSICALERÍAS: MI PRIMER VIAJE MUSICAL

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MI  PRIMER  VIAJE  MUSICAL

  
      Hasta hace unos años, la mañana de Pascua era el día elegido para que los nuevos educandos de la Unión Musical Alcublana que el director considerase y creyese oportuno, ya estaban lo suficientemente preparados musicalmente, saliesen como nuevos componentes a ser nuevos músicos de la Banda.
       Si esto sucedió en el mes de abril, en mayo ya realizamos nuestro primer viaje con la banda.- ¡Pero qué viaje!- A unos críos como lo éramos nosotros, todo nos llamaba la atención, era un despertar musical muy novedoso.
      La salida para realizar el evento, era al vecino pueblo de Bejís. No tengo ni la más remota idea de los motivos que nos llevaron allí, ni quien contrató ni como surgió el viaje.
      Comenzaré a contar algunas de las efemérides que recuerdo de ese día, desde el momento que nos encontrábamos esa mañana de domingo, esperando el vehículo que nos había de transportar al pueblo vecino. Hizo su aparición en la Cruz, un camión para el transporte de ganado (especialidad, cerdos). Lo habían limpiado y aseado esa mañana para que pudiésemos estar lo mas cómodos y a gusto posible, ya  podéis imaginaros los aromas que se respiraban por aquel entorno. Lo prepararon con unos bancos y sillas para sentarnos, aunque los jóvenes lo hicieron en lo alto de la cabina. Con todo mi respeto y consideración, estoy seguro fue lo mejor y más digno que pudieron encontrar en aquellos tiempos para realizar nuestro traslado.
      La llegada a Bejís ya podéis ir imaginándoosla, hace su entrada el vehículo en la Plaza del pueblo, y vamos bajando el instrumental y material como buenamente podemos, allí no existe escalerilla, ni nada parecido, un salto y pies a tierra.

  Nos recibe un señor al que llaman el tío Trabuco, que creo era el organizador del desplazamiento y de los distintos actos a realizar. Dejamos los instrumentos en los bajos del Ayuntamiento, y  nuestro director, el tío Joaquín Cabanes, nos dice que no nos vayamos lejos, que pronto tenemos que tocar (vamos, que no se fiaba mucho de nosotros y nos quería tener controlados). En esos momentos hacen su aparición por allí  unos niños de nuestra edad, debían de ser de los  mas despiertos de la población, ya de entrada se ofrecen para enseñarnos su pueblo y alrededores, así que junto a ellos, lo primero que hacemos  es subirnos a lo alto de la peña, donde dicen se encuentran las ruinas del Castillo, contándonos cantidad de historias y leyendas de aquel lugar. Por descontado nos entretenemos algo más de la cuenta, sin darle mayor importancia al tiempo, y cuando bajamos ya nos estaban esperando el resto de la banda para tocar, así que ya recibimos la primera regañina del día.
      La actuación consistió en interpretar unos pasodobles en la puerta del Ayuntamiento, a modo de concierto, pero ni nos sentamos, de pie, con los atriles de mano, como si fuese la continuación de la mañana de Pascua en nuestro pueblo, todavía recuerdo el título de alguno de aquellos pasodobles que tanto le gustaba interpretar a nuestro maestro, Fiel, José Iturbi, Gloria al Trabajo y que en ese día, deleitamos con ellos a todos los asistentes en aquella bonita y coqueta plaza.
     De allí, ya se nos llevaron a comer, era un salón que habían preparado para la ocasión. La comida consistió en fritura, longanizas, morcillas, patatas y huevos fritos, y para postre fruta del tiempo, menú propio de aquellos tiempos.
     Recuerdo que los mayores se quedaron allí en animada tertulia, y nosotros otra vez a la calle, a seguir pateándonos las estrechas y empinadas callejuelas del pueblo, esperando se hiciese la hora de la procesión en la que teníamos que acompañar al santo y a las autoridades.
     Se termina el acto, nos despedimos de nuestros amigos de aventuras del día, y de nuevo al camión para devolvernos  ya de noche cerrada a nuestro pueblo, los mayores pasan el tiempo que dura el viaje, comentando las distintas anécdotas vividas durante el día, y nosotros cantando y no parando ni un minuto quietos.
     Llegamos a la Plaza de la Cruz, y cada uno con su instrumento debajo del brazo, nos encaminamos a nuestras casas,  pues al día siguiente era Lunes y había escuela. Pero en el siguiente ensayo de la banda, los prolegómenos al mismo, consistieron en recordar, pero esta vez más tranquilos, todas las batallitas del viaje, sobre todo por parte de los músicos mayores de la banda, comparando aquella salida, con las que solían hacer ellos años atrás, a los pueblos de Torás, Canales y otros muchos que por aquel entonces no tenían banda de música.

Foto R. Llatas
     Dedicado con todo mi cariño, respeto y admiración, a todos aquellos músicos, que están conmigo en la fotografía que recuerda ese día (y que se encuentra colgada adornando una de las paredes del musical), pero que por desgracia, ya no se encuentran entre nosotros. Gracias por todos esos viajes y momentos que pasamos juntos, nunca los olvidaré.

                                                                           Serafín  Martínez  Marz

DEPORTE EN ALCUBLAS: I TROFEO AYUNTAMIENTO DE ALCUBLAS DE CICLOCROSS

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De nuevo tenemos noticia de un evento deportivo en Alcublas que promueve el deporte y promociona la localidad. Damos la bienvenida a esta iniciativa que esperamos tenga buena acogida y que nos gustaría que obtuviese el respaldo de un numeroso grupo de aficionados a un deporte que resulta muy interesante para los espectadores.

La prueba de ciclocross se realizará el próximo día 3 de noviembre a partir de las 9:00 horas en las categorías de infantil a junior, y será puntuable para el Campeonato de España, que organiza la Federación de Ciclismo de la Comunidad Valenciana.
                          

Os invitamos desde este blog a participar en este evento como espectadores o como colaboradores en la organización, para lo cual podéis preguntar en las oficinas municipales.

Esperamos que paséis un buen día con el ciclocross en Alcublas. 



HALLOWEN

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Entre las tradiciones tradicionales y el ocio y la diversión.



Parece que a muchos tradicionalistas, algunas fiestas de importación como el Hallowen les caen a contrapelo , insisten en celebrar el día de difuntos a la antigua, sin añadir a un fin de semana más largo, algo de diversión… un poco pensando en la gente joven y que necesita divertirse mucho con poco dinero.

 ¿Qué mejor que el pueblo para reunirse con familia y amigos y además pasarlo de categoría? La respuesta a esta pregunta es sencilla, sin embargo por sencilla que parezca la resolución de la pregunta muchos se resisten a aceptar nuevas fórmulas de ocio dejando de lado siempre a los mismos el público joven que aunque numeroso, con pocos posibles y menos influencias les queda coger el coche y celebrarlo como poco, fuera o haciendo el sancionado botellón cerca o lejos de la población.

Seguramente esto obedece a intereses empresariales o simplemente a la falta de planificación eficaz y eficiente de los lugares públicos.

En fin simplemente estas líneas pretenden una mínima reflexión, para buscar en todo caso una solución Salomónica donde tanto pinten, pinten tanto Isabel como Fernando y no nos olvidemos por enésima vez de los jóvenes.

Suerte que en Alcublas tenemos una buena promoción de FESTEROS que nos invitan a esta maravillosa FIESTA. 




El Trobador Serrano

El VENTISQUERO DE LA VILLA: una buena limpieza de cara

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EL VENTISQUERO DE LA VILLA: una buena limpieza de cara

AHORA YA SE PUEDE VER EL VENTISQUERO... ¡MISIÓN CUMPLIDA!
              El pasado 19 de octubre teníamos como actividad prevista acometer la limpieza del Ventisquero de la Villa o de la Balsilla  ¡Por fin le llegó la hora! Y más viendo cómo la brigada está dejando todo el monte de enfrente, que parece un huerto, así que ahora ya parece que está integrado y que pertenezca al mismo paraje y conjunto.

               Como suele ser habitual y preceptivo, nos reunimos en la plaza de San Agustín para darnos los buenos días, colocarnos en la fuente para la foto de rigor, y ya desde allí, coger el “Caminico de los toros” y subir andando hasta nuestro lugar de trabajo.
 

               ¡Qué día para el disfrute! un sábado con buena temperatura -quizás demasiado calor para el tiempo en el que nos encontramos-, no podéis imaginaros la cantidad de motoristas que pasaban, así como paisanos del pueblo que iban y venían a sus quehaceres agrícolas propios del otoño. 

               Lo que tiene el estar ubicado casi en la misma carretera es bueno para unas cosas y no tanto para otras: por ejemplo había que tener especial cuidado con todas las medidas de seguridad, por el peligro que podía suponer que saltase algo hacia los transeúntes, pero menos mal que no pasó ningún percance digno de mención especial a lo largo de toda la mañana, excepto algún pequeño golpe de poca consideración con alguna piedra suelta (el tener bueno/as  picapedreros es una suerte).
 
            


  
Allí parecía que nadie quisiese ni parar, así que pasadas las diez (hora punta en Alcublas), ya nos decidimos a pasar al almuerzo, disfrutando en esta ocasión con manjares del pueblo, regados con algún buen caldo del terreno y de fuera, así como un cafecito calentito y las típicas pastas de nuestra repostería tradicional. Eso sí, el señor Presidente tuvo el detalle de traer la petaquita, por si algún comensal adulto quería enfriar su tacita.

 
            
  
                Cuando retomamos la faena, nos aparecen dos buenos amigos con los cuales dialogamos sobre las siguientes actuaciones a seguir realizando para que aquellas paredes de piedra seca, que forman parte del Patrimonio Alcublano, puedan quedar de la mejor manera posible para que puedan ser visitadas por residentes y forasteros. 

              Después de dos tardes de charla este verano con un amigo ya muy mayor, que quería contarme su vida a modo de una despedida, para que yo la guardase en la memoria y no se perdiera, he visto tenía razón en todos sus consejos y experiencias vividas, por ello hay que seguir trabajando con humildad, mucha paciencia y con ganas de seguir sin descanso con aquellas tareas que vamos cumplimentando.

            Por eso allí que disfrutamos todos nosotros con la limpieza del “Ventisquero de la Villa” y mientras íbamos realizando las labores de limpieza, nos surgían una tras otra muchas preguntas relacionadas con el tema:
                    - ¿Os habéis dado cuenta que es una circunferencia perfecta?
                    - ¡Qué piedras tan bien colocadas!
                    - ¿De dónde las traerían?
                     - ¿Por dónde creéis estaría la entrada?
                    -- ¿Sobre que años dejaría de utilizarse?
                    -  Podría ser mucho más profundo.
                     - Si quitamos la tierra, lo sabremos.
                     - ¡Pues no trabajaron a base de bien aquellas personas!
            
             Y el técnico de la desbrozadota sin parar ni a beber agua, muy al contrario, no paraba de achuchar a los demás:
                   
                - Si, vosotros no paréis con tanta preguntita, que hasta mañana no lo acabamos. Ya lo estudiaréis y analizaréis, ahora lo que interesa es limpiarlo y asearlo. ¡Va a la marcha!
 
              
                 La verdad que tenía razón, había mucha más faena de la que el jefe del Medio Ambiente había previsto, pero aquello ya daba gusto ir viendo como quedaba. Parece que eso te da fuerzas para seguir, aunque existen otros factores, primero por ir recuperando el Patrimonio que nos queda, lo segundo por un respeto y recuerdo a todos nuestros antepasados que se encargaron de su construcción y mantenimiento, y lo tercero por seguir cumpliendo al pie de la letra y ser fieles a lo que dicen los estatutos de nuestra Asociación: “Todo por y para Alcublas”.
 
            
            
           
 
Parte del equipo de trabajo al terminar la jornada
        Cuando ya nos pareció que era una hora prudente y se había notado la faena realizada, decidimos levantar el campamento y volvernos en busca de la cervecita de costumbre, pero todavía nos quedaron ganas de darle una pasada de máquina y azada a las malas hierbas que cubrían la entrada de un pajar propiedad de un socio de la Asociación, que por motivos de trabajo no puede acudir como sería su ilusión y le gustaría.

           No quiero terminar la crónica, sin dar las gracias al paisano que nos dejó su desbrozadota para que trabajásemos menos y nos cundiese más la faena: desde la Asociación sabes te lo agradecemos, así como que nos tienes siempre a tu disposición para cualquier cosa que podamos hacer y necesites.


    
 Este Ventisquero de la Villa ha sido el primero de nuestra actuación, pero vamos a seguir con todos los que tenemos dispersos por la Solana, sabemos la faena es mucha y los brazos pocos, pero la Senda de los Oficios Tradicionales: “Neveros y Caleras”, llegará un día no muy lejano que será una realidad. 

       Deciros que todas aquellas actividades programadas que vamos realizando, siempre están abiertas a todo aquel que quiera participar y colaborar aunque no sea socio. Pensar que el Patrimonio no es privado, es un bien del pueblo, es de todo/as los alcublano/as y debemos de cuidarlo y mantenerlo para que las futuras generaciones lo tengan y disfruten como lo estamos haciendo nosotros.
                                                 
                                         Alcublas a 20 de Octubre de 2013.
                                           
                                                                                          Serafín  Martínez  Marz.
                                                                                                      A.C.L.A.
ANTES
Y DESPUÉS...

9 DE NOVIEMBRE: HOMENAJE A VICENTE MOYA "SUCO" EN EL PALAU DE LA MÚSICA DE VALENCIA

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La Casa del Artista de Valencia ha organizado para el próximo día 9 de noviembre una gala-homenaje al que fue su Presidente durante años, nuestro paisano Vicente Moya Civera "Suco". El acto se celebrará a las 19,30h., en la Sala Iturbi del Palau de la Musica de Valencia. 

En el mismo colaborarán sus amigos y compañeros de profesion: Los Escorpiones, Yaco Lara, Vicente Seguí, Los Superson con José Valhondo, Helena Bianco, Emilio Solo, etc.

Creemos será una buena ocasión para demostrarle a su familia y compañeros, que en su querido Alcublas se le quería, y todavía recordamos sus correrías de niño, su adolescencia participando con sus amigos en todos los eventos que organizaba la Colonia Alcublana, para terminar con esas espectaculares noches de verbena con su grupo Los Escorpiones, en la plaza de la Iglesia en las fiestas de verano.

Desde la ACLA, nos sumamos al acto, esperando sea todo un éxito y que desde donde se encuentre reciba los sonidos, voces y aplausos de todo el Palau.

 



Sábado 09 Noviembre 2013. 19:30  
Sala Iturbi.
Concierto solidario Asociación Casa del Artista
GALA HOMENAJE A VICENTE MOYA (SUCO)

RTVV no se cierra / #RTVV no es tanca

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Manifiesto de la Asociación cultural Las Alcublas ante el anuncio de cierre de la RTVV


El presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, ha anunciado el cierre de Radio Televisión Valenciana (RTVV) con el argumento que no puede acatar la sentencia del Tribunal Superior de Justicia que declaró nulo el ERE impuesto a la corporación ahora hace un año y que ha comportado el despido de más de un millar de trabajadoras y trabajadores.

Es verdad que RTVV no ha sido un modelo de pluralismo informativo y que durante muchos años ha sido acusada reiteradamente de descontrol económico y de desinformación.

Es verdad que nos hubiese gustado un canal de comunicación más respetuoso con la declaración inicial aprobada por las Cortes Valencianas, allà por 1989.

Pero también es verdad que los valencianos y valencianas necesitamos un medio de comunicación público que informe de toda la sociedad y a toda la sociedad, que llegue a todos los rincones, en especial a los más abandonados por las cadenas comerciales: el mundo rural. Nuestro mundo. Una televisión que no puede ser comparada con otras cadenas comerciales que ignoran los sectores y noticias de los colectivos más pequeños, priorizando los grandes grupos y núcleos de población. Por eso debe ser pública, de calidad y financiada desde las instituciones públicas con criterios de racionalidad y eficacia, pero también de garantía de la información de todos y para todos.

Nos solidarizamos con los más de 1.600 trabajadores y trabajadoras y sus familias, las personas afectadas por el ERE y los futuros afectados por el cierre definitivo de las emisiones de RTVV.

Por todo ello, como asociación cultural preocupada, entre otras cuestiones, por fomentar la comunicación entre las personas y colectivos, manifestamos nuestro rechazo al cierre de la radio y la televisión públicas y exigimos su mantenimiento. Apostamos por una RTVV pública, sostenible, que fomente la realidad cultural y lingüística valenciana, de calidad y plural.

                                                                              Alcublas, 10 de noviembre de 2013
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